lunes, 25 de enero de 2010

Una victoria parcial de la memoria. Sobre el fallo contra los asesinos de Nicolás Neira.

Una victoria parcial de la memoria.

Sobre el fallo contra los asesinos de Nicolás Neira.

En un hecho inesperado, que celebramos, la Procuraduría General de la Nación destituyó e inhabilitó de ejercer cargos públicos por 10 años, a dos oficiales del ESMAD (Escuadrón Móvil Anti Disturbios), directores respectivos de la primera y la tercera sección de este organismo en Bogotá, por su participación por “omisión” en la muerte del joven estudiante libertario de 15 años Nicolás David Neira Álvarez, asesinado por las golpizas de los antidisturbios el primero de mayo de 2005 durante las movilizaciones del Día Internacional de las y los Trabajadores.
Según la Procuraduría , los oficiales incumplieron con su deber al no garantizar que sus subordinados velaran en la marcha por los derechos humanos. Este fallo se encadena con otro similar, en el que el ente público destituyó a 14 miembros del Ejército, por hechos ocurridos también en el 2005 en el Departamento del Casanare, en los que los soldados secuestraron y mataron dentro de sus casas a 5 personas haciéndolas pasar luego como bajas en combate, en la ya usuales ejecuciones extrajudiciales de las Fuerzas Armadas conocidas como “falsos positivos”.Las penas risibles, que de inmediato fueron rechazadas por los uniformados, no contemplan ni la responsabilidad penal, ni la reparación a las familias de las víctimas de estos brutales asesinatos. Y llegan, como suele llegar la justicia Colombiana con cuatro años de retraso, tiempo en el que este tipo de hechos aumentaron, se legalizaron y se cubrieron con el manto de la impunidad.Ese conjunto de investigaciones realizadas por la Procuraduría , llego acompañado por un resultado predecible para todos los casos de crímenes de estado: Los 17 militares acusados por el asesinato y la desaparición forzada de decenas de jóvenes de Soacha salen en libertad por vencimiento de términos, es decir, por triquiñuelas jurídicas.
Y el clima general sobre el que se asientan los crímenes oficiales no puede ser más propicio: Los Jefes Paramilitares y sus intimas relaciones con el establecimiento fueron extraditados y silenciados, los 30 mil desparecidos por motivos políticos que reconoce ASFADDES cometidos en los últimos 30 años, son enterrados en los archivos del olvido y sobre los crímenes de lesa humanidad cometidos por políticos, militares y empresarios se impone la amnesia.
La Paradoja no es ya solo que el Estado se perdone a si mismo los crímenes que comete en contra de la población, sino que investigue procesos en los que los culpables de entrada fueron absueltos; eso mismo hizo la Procuraduría al investigar un caso que formalmente no existe. No hay, como dice Pedro Maecha abogado de la familia de Nicolás, una investigación judicial sobre el asesinato del compañero. Ni los varios testimonios, ni las evidencias médicas, ni las pruebas documentales, han sido buena razón para emprender labores en ese sentido. Todo lo contrario; el caso lo habían cerrado ya los medios burgueses de información cuando el mismo día del incidente hablaban de que Nicolás había sido apuñalado y herido por sus mismos compañeros y compañeras. La comandancia de la Policía lo rectificaba días mas tarde, cambiando como no, la versión oficial: Nicolás se había caído de uno de los camiones que acompañaban la manifestación, y finalmente las autoridades cerraban el caso sosteniendo que Nicolás murió porque las y los otros manifestantes lo habían arrollado.
La mentira vuelta verdad oficial había matado tres veces, de tres maneras distintas a Nicolás y en todas la autocomplacencia, el descaro y la impunidad mandaban.La versión oficial supo mantenerse a punta de amedrentamiento y silencios impuestos. Las llamadas amenazantes para que los familiares de Nicolás se quedaran callados se hicieron frecuentes; la presencia incómoda de agentes de policía vestidos de civil merodeando y preguntando por los testigos, recurrente; la persecución violenta contra los activistas de su causa silenció muchas voces y finalmente, las tentativas de asesinato arrojaron al exilio a varias de las personas que visibilizaron el caso así como al padre de Nicolás, Yuri Neira. Gracias a ese ambiente de terror, el caso de Nicolás se empolvo en los almanaques de la injusticia y los asesinatos perpetrados por el ESMAD y las Fuerzas de Seguridad del Estado siguieron creando más y más dolor.Sin embargo, los logros del terror no podían esconder que la única razón por la que Nicolás resulto asesinado fue porque no pudo correr tanto como lo requerían las ordenes de los ESMAD.
La lógica es clara: Quien no se quite del camino cuando la fuerza bruta del Gobierno lo ordena, que sufra las consecuencias. Es la lógica aplastante de las balas y el dinero que gobierna el país hace mucho y es la lógica con la que funciona el ESMAD. Lo muestra el balazo que se le propino al estudiante de química de la Universidad del Valle Jhonny Silva, el asesinato del joven indígena de 16 años Belisario Camallo Guetoto con certeros balazos en su cuerpo durante una manifestación por la liberación de la madre tierra; el balín disparado desde una granada antidisturbios, que perforo la cabeza del comunicador popular y estudiante universitario Oscar Salas. Se barre así con las y los jóvenes rebeldes, con los y las trabajadoras inconformes y con la oposición popular.Las agresiones, el terror y los asesinatos son componentes fundamentales de una política de seguridad construida sobre la imagen de la guerra y la aniquilación.
Se equivoca entonces la Procuraduría cuando plantea que la violación a los derechos humanos que autorizaron los oficiales del ESMAD iba en contravia con sus deberes policiales. Es precisamente en cumplimiento de esos deberes que la Policía cree un escuadrón especializado en el control de multitudes que realiza su tarea mediante el uso racionalizado de la brutalidad. Es precisamente el deber de la policía el de suministrar la muerte y la represión permanentemente, en defensa de un orden institucional basado en la dominación y el hambre de muchos y muchas.Pese a todo, los entes de control no han podido ignorar por más tiempo este alarmante e impune asesinato. Este pequeño logro es sin duda resultado de las terquedad y los esfuerzos de Yuri Neira y la familia de Nicolás, sus compas, amigos y amigas; consecuencia del acompañamiento de los movimientos de victimas y victoria de los movimientos sociales populares que han empezado a hacer suya la lucha contra la impunidad.
Qué esta ganancia parcial se transforme en victoria de la memoria y en lucha frontal contra el Terrorismo de Estado, depende enteramente de nosotros y nostras.
La memoria de Nicolás Neira y la de todos los y las jóvenes hijas del pueblo asesinadas, vive en la lucha, su lucha, nuestra lucha.


viernes, 15 de enero de 2010

Terremoto en Haití: solidaridad con el pueblo haitiano.

En este momento tan duro, nos posicionamos como siempre junto al pueblo haitiano. Toda nuestra solidaridad con ellos, hacemos nuestro su dolor y desde este medio hacemos convocamos a nuestros lectores y a todas las personas concientes a que acudan al llamado de ayuda lanzado por diversas organizaciones humanitarias que están tratando de entregar alguna clase de alivio en esta situación tan dramática.
Ni lágrimas de cocodrilo ni silencio:Solidaridad con el pueblo haitianoLa tragedia una vez más golpea las puertas de Haití. Esta vez, en la forma de un terrible terremoto grado 7 que ha devastado al país y lo ha convertido en ruinas. Aún no se tienen datos exactos del número de víctimas, pero la Cruz Roja habla de 3 millones de damnificados y el número de muertos podría incluso alcanzar a los 100.000 –una cifra horrenda si consideramos que este país cuenta con tan sólo 8 millones de habitantes. Las imágenes que nos llegan de sobrevivientes aplastados bajo ruinas clamando ayuda, de niños heridos, de familiares desgarrándose en llanto por sus seres queridos muertos retratan el horror de esta tragedia mejor que mil palabras.
En este momento tan duro, nos posicionamos como siempre junto al pueblo haitiano. Toda nuestra solidaridad con ellos, hacemos nuestro su dolor y desde este medio hacemos convocamos a nuestros lectores y a todas las personas concientes a que acudan al llamado de ayuda lanzado por diversas organizaciones humanitarias que están tratando de entregar alguna clase de alivio en esta situación tan dramática.
De igual manera, no podemos dejar de sentir justa indignación ante la hipocresía de una “comunidad internacional” que vuelve a derramar lágrimas de cocodrilo ante la “incomprensible tragedia” que sufre el pueblo haitiano (utilizando las palabras de Obama), pero que no reconoce la enorme responsabilidad que ella misma tiene ante ésta –el impacto del terremoto pudo ser tan devastador, pues estamos ante un pueblo previamente devastado por un siglo de intervenciones militares, de saqueo desvergonzado, de regímenes autocráticos respaldados por Francia y Estados Unidos y de políticas de las organizaciones financieras internacionales destinadas a arruinar al pueblo haitiano en beneficio de unos cuantos. Un país convertido en una enorme maquila, donde la mayoría de la población subsiste a duras penas gracias a la caridad. Acá no estamos ante un simple desastre natural, como los medios de comunicación nos quieren hacer creer: estamos, en realidad, ante una tragedia de causas sociales. El terremoto sencillamente terminó la tarea comenzada por Estados Unidos, Francia, Canadá, la MINUSTAH (las tropas de ocupación de la ONU), el Fondo Monetario Internacional y organizaciones de desarrollo fraudulentas como US AID.
A ninguno de ellos les importó el pueblo haitiano mientras éste se ahogaba en la deuda externa contraída de manera completamente fraudulenta por la dictadura de los Duvalier, y nunca hubo mayor “angustia” en extraer hasta el más miserable centavo de un país en ruinas y con una población hambreada;
A ninguno de ellos les importó el pueblo haitiano cuando “hubo” que imponer programas de ajuste estructural en los ’90 que tuvieron resultados calamitosos sobre la población, como fue la reducción de tarifas a la importación de alimentos como el arroz, que redundó en la destrucción absoluta del campesinado, el cual fue empujado a los suburbios marginales de Puerto Príncipe –dejando a un país hasta entonces capaz de alimentarse a sí mismo en el hambre más brutal, como lo demostraron las rebeliones de hambrientos en Abril del 2008;
A ninguno de ellos les importó el pueblo haitiano cuando durante las dictaduras de Duvalier, Namphy, Avril, Cedras y Latortue (todas las cuales contaron con el beneplácito de Washington y París) se violó, mutiló, desapareció y masacró a miles de haitianos. Algunos, como Jean Claude Duvalier, viven lujosamente en Francia. O como Raoul Cedras, que gracias a los dineros que recibió como parte del arreglo con los Estados Unidos que terminó su dictadura, se recauchó en un respetable hombre de negocios en Panamá;
A ninguno de ellos les importó el pueblo haitiano cuando aparecieron miles de denuncias de los abusos sexuales cometidos por las tropas de la misión “civilizadora” de la MINUSTAH, que hoy continúan ocupando, violando y asesinando impunemente en Haití, como lo demuestra la repatriación a Sri Lanka de más de un centenar de cascos azules de ese país en Noviembre del 2007, que durante su servicio fueron culpables de varios centenares de violaciones y que en su país jamás enfrentaron ni siquiera una pantomima de justicia;A ninguno de ellos les importó el pueblo haitiano, cuando las maquilas distorsionaron enormemente la economía de ese país, pagando a sus obreros sueldos de miseria mientras los abusos de toda naturaleza están a la orden del día;
La lista de razones para estar indignado ante las hipócritas declaraciones de pesar de un Sarkozy, de un Obama, de un Ban Ki-Moon, de un Lula, es demasiado larga como para continuar. Pero digamos, sencillamente, que mientras más miserable un pueblo, más fuertemente será golpeado por los azares de la naturaleza. Y es esa miseria la causada por las fuerzas de un modelo impuesto mediante dictaduras y presiones internacionales: si tres cuartas partes de la población de Puerto Príncipe viven en barrios miseria que crecieron de la mano de la ruina de la estructura económica de Haití (principalmente del campo), al alero de construcciones precarias, ¿podemos sorprendernos de que los muertos se cuenten por miles?
Esperamos que la solidaridad de los pueblos del mundo con Haití sea contundente. Como se ha dicho muchas veces, la solidaridad es la ternura de los pueblos. Y esperamos que esa solidaridad de la cual miles de vidas dependen hoy, se haga llegar y no se enrede en una maraña de ONGs y organizaciones de ayuda humanitaria. Sin lugar a dudas, hay muchas organizaciones de indudable reputación como la Cruz Roja que estarán realizando valiosas labores de asistencia; pero junto a ella también aparecen tiburones que profitan de estas tragedias con los cuales hay que tener ojo – son las organizaciones populares haitianas las que deben estar alerta para que la ayuda llegue a quienes la necesitan y se distribuya de manera eficiente. También esperamos que no llegue una invasión de “hombres blancos” por parte de ciertas ONGs a realizar tareas, como construir casas, que los mismos haitianos pueden realizar perfectamente y que, con niveles de desempleo rondando el 80%, no hay razón por la cual no podrían hacerlo.
Para terminar, llamamos a la solidaridad. No solamente ante esta tragedia que nos conmueve a todos los que tenemos corazón en el pecho, sino solidaridad ahora y siempre, una solidaridad que vaya más allá de esta coyuntura; una solidaridad que escarbe tras las ruinas para entender que la tragedia haitiana es bastante más profunda que un terremoto grado 7 en la escala de Richter; en fin, una solidaridad que obligue a replantearse las relaciones que mantienen las grandes potencias con nuestra región del mundo, relación de la cual Haití no es sino el ejemplo más espantoso. Una solidaridad que nos mueva a comenzar a cuestionar cada vez más el rol que juegan, por ejemplo, tropas de la mayoría de los países latinoamericanos en una ocupación militar que ha tenido un efecto tan devastador como el de este terremoto, aunque ahora quieran borrar esto tomándose unas fotos repartiendo bolsas de arroz a los damnificados.
José Antonio Gutiérrez D.
13 de Enero, 2010
¡Solidaridad con el pueblo haitiano ahora y siempre!

viernes, 8 de enero de 2010

El 19 de enero finalizará el juicio contra anarquistas italianos:

El próximo 19 de enero acabará el juicio contra los anarquistas italianos acusados de impulsar sabotajes contra Benetton -en rechazo a la la usurpación de Territorio Mapuche que la compañía realiza en Puelmapu (Argentina).Si bien no existen pruebas inculpatorias, por el Estado carcelario instaurado en la península están expuestos a penas que van de 5 a 10 años de cárcel -en el caso del compañero-, y de hasta 4, para ella. Tanto el jurado popular como los jueces rechazaron las excepciones planteadas por la defensa. Al compañero le imputan la autoría intelectual de dos amenazas de sabotaje contra tiendas Benetton, donde desconocidos colocaron falsas bombas incendiarias. Mientras que a la compañera la acusan de garantizarle cobijo.El 2 y el 4 de diciembre se realizaron las primeras audiencias en las que declararon efectivos de la DIGOS (policía política), quienes hicieron una historia del anarco-insurreccionalismo en Italia. Sostienen que la campaña contra Benetton es otro ejemplo de organización anarquista informal al estilo (ORAI), montaje con el que persiguieron y encarcelaron a compañeros en toda Europa en los años ’90 y principios del 2000.El Estado italiano utiliza el argumento de organización clandestina para criminalizar, pero en su acusación omite que durante la Campagna se realizaron charlas públicas y que en los afiches de propaganda había una dirección postal de referencia; elementos que echan por tierra la imputación.La policía política argumentó que luego del viaje del compañero a la Argentina, en 2001, la Campaña tomó fuerza.La compañía Benetton, principal motivo de la lucha de los compañeros y del montaje del Estado, se mantiene ausente en el juicio. El clan busca preservar su “buena imagen”.